jueves, 22 de octubre de 2009

Inframundo

Nos encontramos prácticamente en la etapa final de este año tan denso, en particular es la temporada de día de muertos, en México se acostumbra la celebración desde tiempos prehispánicos en los cuales el principal objetivo es la de recordar aquellas personas que ya no están más con nosotros, pero ha manera de homenaje la forma de agradecer y recordar cual tan importantes fueron, es mediante estas celebraciones, en la época prehispánica no existían las connotaciones morales de la religión católica, la cual determinaba en relación al comportamiento en vida, la conclusión de está, mediante un castigo o un premio, es decir, el paraíso o el infierno, sino, la forma en la cual se moría determinaba el rumbo a la cual eran destinadas las almas de los muertos.
Existiendo tres:

Tlalocan lugar al cual iban las personas muertas en circunstancias de agua, por efecto de un rayo, o la gota, este era un lugar de reposo y de abundancia , presidido por Tlaloc, y mejor conocido por ser su paraíso.

El Omeyocan, paraíso del sol, presidido por Huitzilopochtli dios de la guerra, el lugar albergaba a los muertos en guerra o en combate, los cautivos sacrificados, o mujeres muertas en parto, ya que estas libraban una gran batalla la de parir, era un lugar de gozo permanente, en el que se festejaba al sol y se le acompañaba con música, cantos y bailes. Los muertos que iban al Omeyocan, después de cuatro años, volvían al mundo, convertidos en aves de plumas multicolores y hermosas.
Morir en la guerra era considerada como la mejor de las muertes por los mexicas. Para ellos, a diferencia de otras culturas, dentro de la muerte había un sentimiento de esperanza, pues ella ofrecía la posibilidad de acompañar al sol en su diario nacimiento y trascender convertido en pájaro.

Mictlán, habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir. Destinado a los que tenían una muerte natural, se tenía que caminar un camino difícil y tortuoso cerca de cuatro años, los muertos eran enterrados con un perro el cual lo ayudaría a cruzar el río (ven porque debemos tratar bien a las mascotas), y una vez llegado al destino final había dos finales, uno el de simplemente desaparecer o obtener el descanso.

Está celebración fue distinguida el 7 de Noviembre de 2003 por parte de la UNESCO, como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, considerando:
"Ese encuentro anual entre las personas que la celebran y sus antepasados, desempeña una función social que recuerda el lugar del individuo en el seno del grupo y contribuye a la afirmación de la identidad..."



Es característico principalmente si vives en una población con tradiciones más arraigadas el olor a copal, incienso, y a flor de Cempoalxóchitl (flor de muertos), el pan, las calaveras, veladoras, velas, el montaje de ofrendas y sobre todo ese aire misterioso y gélido en el ambiente en esos días, particularmente una de las cosas que más disfruto son consumir unos deliciosos tamales y los diversos platillos gastronómicos hechos para la ocasión, ya que nos los repartimos entre los que quedamos y los que se fueron, es de llamar la atención que una vez que levantas los alimentos puestos en estas ofrendas y que se encuentren en buen estado, como al probarlos, estos se han quedado sin aroma y olor, tal vez sea algo psicológico, pero creo que en verdad en esos días somos visitados por personas de otro mundo, vamos, si creemos esto , no es difícil mantener esa idea.
Está tradición es una de las famosas a nivel mundial, y demuestra un poco la forma de ser de los mexicanos los cuales tenemos un vinculo especial con la muerte, de la cual nos burlamos, festejamos, santificamos y hemos tomado con un sentido menos solemne, esta se vuelto nuestra compañera e irremediablemente el último lugar al que viajaremos todos.
Se cree que José Guadalupe Posada se baso enMictecacíhuatl, conocida como la "Dama de la Muerte" para la realización de "la Catrina", esposa de Mictlantecuhtli, Señor de la tierra de los muertos, que nada tiene que ver con el .
Los colores, aromas, sabores y tradiciones mexicanas son elementos incomparables en relación a las existentes a las de otros países. Por tal motivo dejemos de celebrar cosas raras y sintámos orgullos de nuestras raíces.

Pd. Una muestra de celebraciones sin sentido.






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